Dermatitis atópica
La dermatitis atópica, o eccema atópico, es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel, no contagiosa.
Día Mundial de la Dermatitis Atópica 2023
Queremos dar visibilidad a todas las personas que sufren dermatitis atópica (DA) y padecen diariamente sus síntomas invisibles. Con este objetivo hemos creado una colección de piezas de arte que reflejan mitos y realidades en torno a esta enfermedad.
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¿Qué es la dermatitis atópica?
La dermatitis atópica (EA), o eccema atópico, es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel, no contagiosa. Es recurrente, intensamente pruriginosa (con picazón), con períodos de mejoría y brotes. Afecta principalmente a niños pequeños, pero también puede afectar a muchos adultos.
La piel de los pacientes con dermatitis atópica muestra parches rojos o amarronados, piel seca, agrietada o escamosa, y el prurito aparece particularmente de noche. En los bebés, el eccema generalmente aparece como pequeñas protuberancias en las mejillas, mientras que los niños de mayor edad y los adultos generalmente presentan erupciones en las rodillas o los codos (a menudo en los pliegues de las articulaciones), en el dorso de las manos o en el cuero cabelludo.
Los pacientes con dermatitis atópica tienen un mayor riesgo de desarrollar una infección bacteriana y viral secundaria de la piel. En caso de infección localizada o dermatitis activa pueden aparecer ciertos signos clínicos, como la formación de costras, exudados purulentos (comúnmente conocidos como pus) y pústulas (hinchazones).
Los diagnósticos de nuevos casos de dermatitis atópica aumentan constantemente, con una prevalencia que varía del 10% al 20% en niños de todo el mundo y hasta el 3% en adultos.
- Alrededor del 60% de los pacientes con dermatitis atópica desarrollan síntomas dentro de su primer año de vida.
- Alrededor del 75% de los pacientes con aparición de la enfermedad durante la infancia presentan remisión espontánea antes de llegar a la adolescencia.
¿Cuál es la causa de la dermatitis atópica?
La causa exacta de la dermatitis atópica no está completamente clara si bien hay factores genéticos y ambientales que pueden dar lugar a alteraciones en la epidermis y el sistema inmunitario.
La dermatitis atópica puede aparecer o intensificarse tras la exposición a un agente del entorno, al que se denomina comúnmente desencadenante. Los desencadenantes conocidos de la dermatitis atópica incluyen la exposición a alérgenos como el polen, la caspa de mascotas cuando se desprenden en el ambiente, los cacahuetes, o por estrés, piel seca e infección.
Los irritantes de la piel como algunas telas, jabones y productos de limpieza domésticos también pueden desencadenar un brote de dermatitis atópica.
Cómo detectar la dermatitis atópica
La dermatitis atópica se caracteriza por una inflamación de la piel asociada a prurito intenso (picazón severa), que generalmente es peor por la noche. Es una de las enfermedades cutáneas más pruriginosas (erupciones con picazón), y el prurito es el primer síntoma de recaída. En casos severos, los pacientes se rascan las áreas afectadas hasta que ocurre el sangrado.
El prurito es una característica diagnóstica esencial de la dermatitis atópica asociada con otros criterios clínicos, como la apariencia eccematosa, parches rojos o amarronados, piel seca, agrietada o escamosa. La dermatitis atópica se manifiesta de forma diferente en bebés, niños y adultos. En los bebés, el eccema generalmente ocurre como pequeñas protuberancias en las mejillas, mientras que los niños y los adultos generalmente presentan erupciones en las rodillas o los codos (a menudo en los pliegues de las articulaciones), en el dorso de las manos o en el cuero cabelludo.
Los pacientes con dermatitis atópica padecen importantes alteraciones del sueño debido a la intensa picazón que causa. Estas alteraciones incluyen dificultad para conciliar el sueño, despertarse con frecuencia por la noche y dificultad para despertarse por la mañana. El insomnio y la disminución del tiempo total de sueño provocan somnolencia durante el día, cansancio, irritabilidad, disminución de la concentración, alteraciones en la secreción de la hormona del crecimiento y problemas de conducta y disciplina.
Tipos de dermatitis atópica
La dermatitis atópica puede clasificarse en dos tipos diferentes:
- Intrínsecos o no alérgicos: con niveles normales de IgE* y falta de sensibilización a los alérgenos. Más frecuente en niños.
- Extrínseco o alérgico: con niveles elevados de IgE* y sensibilización a alérgenos específicos. Más frecuente en adultos.
* La IgE (inmunoglobulina E) es un anticuerpo producido por el sistema inmunitario para proteger al cuerpo de bacterias, virus y alérgenos. Los anticuerpos IgE normalmente se encuentran en pequeñas cantidades en la sangre, pero cantidades mayores pueden ser una señal de que el cuerpo reacciona de forma exagerada a los alérgenos.
Dermatitis atópica y otras enfermedades
La dermatitis atópica también se asocia comúnmente con otras manifestaciones alérgicas, como asma, rinitis alérgica y alergia alimentaria. Entre los niños con dermatitis atópica, típicamente el 30% desarrolla asma y el 35% rinitis alérgica.
Gravedad de la dermatitis atópica
No hay pruebas de diagnóstico específicas para definir la gravedad de la dermatitis atópica. Por lo tanto, los médicos se basan en medidas clínicas para definir la gravedad de la enfermedad y evaluar los resultados de la terapia. Estas medidas pueden ser objetivas (es decir, evaluaciones médicas de la gravedad de la enfermedad) o subjetivas (es decir, síntomas informados por el paciente y resultados de calidad de vida [QoL]).
Entre estas evaluaciones, el índice de gravedad y área de eczema (EASI, de Eczema Area and Severity Index), la puntuación de la gravedad de la dermatitis atópica (SCORAD, de Scoring Atopic Dermatitis) y la evaluación global del médico o investigador (PGA o IGA de Physician’s Global Assessment o Investigator’s Global Assessment) son mediciones de resultados médicos específicas de la dermatitis atópica utilizadas principalmente en ensayos clínicos y en entornos clínicos.
La intensidad del prurito, la presencia o ausencia de trastornos del sueño, el número y la ubicación de las áreas afectadas, así como el curso clínico de la enfermedad son indicadores de gravedad que también proporcionan información sobre la gravedad para tomar decisiones relacionadas con el tratamiento.
Impacto en la calidad de vida
Los efectos físicos de la dermatitis atópica son evidentes: piel seca con picazón, roja e inflamada. Los efectos emocionales no son tan obvios. Las personas, especialmente los niños, pueden sentirse señalados por verse diferentes, lo que se agrava cuando la enfermedad limita actividades importantes como el deporte. Las personas con dermatitis atópica también deben hacer frente a la falta de comprensión de los demás, junto con el temor infundado de que la dermatitis atópica sea contagiosa.
La dermatitis atópica también puede afectar la vida familiar. Las visitas médicas, los tratamientos prolongados y los problemas para dormir afectan a todos los miembros de la familia. La privación del sueño es un efecto secundario común del eccema, ya que el ciclo de prurito o rascado puede alterar significativamente el sueño, lo cual a su vez puede afectar a la vida académica, social y laboral.
¿Se puede prevenir la dermatitis atópica?
El principal factor de riesgo de la dermatitis atópica en los niños es el historial de enfermedades atópicas en los padres. Aproximadamente el 20-30% de los niños con uno de los progenitores afectados de enfermedad atópica y aproximadamente el 40-50% de los niños con los dos progenitores atópicos desarrollan alergia atópica. Sin embargo, el aumento significativo en la incidencia de la dermatitis atópica en los países desarrollados durante las últimas tres décadas no puede explicarse solo por la predisposición genética. Parece razonable pensar que haya otros factores que influyen en el desarrollo de la dermatitis atópica.
La prevención primaria se aplica a los niños que aún no tienen signos de enfermedad, pero que están predispuestos a padecer enfermedades atópicas. La prevención se centra en actividades que reducirán el riesgo de desarrollar dermatitis atópica en el futuro. Los métodos que pueden proteger contra el desarrollo de la dermatitis atópica son:
- lactancia materna al menos en los primeros 4–6 meses de edad
- introducción de alimentos sólidos después de los 4–6 meses de edad
- administración de bacterias probióticas en mujeres embarazadas 2–4 semanas antes del parto y en bebés durante 6 meses después del nacimiento
- reducción de la administración de antibióticos en lactantes
- evitar realizar trabajos de reforma en la casa durante el embarazo
- evitar infecciones en bebés
La prevención secundaria se destina a aquellos pacientes con un diagnóstico establecido de dermatitis atópica y consiste en tomar medidas destinadas a prevenir la aparición de lesiones cutáneas, así como a reducir el uso de farmacoterapia intensa. Las recomendaciones más importantes en la prevención secundaria son:
- aplicación de emolientes cada 4–6h
- eliminación de irritantes de la piel
- eliminación de alérgenos alimentarios en la dieta
- evitar la sudoración
- evitar situaciones de estrés o someterse a tratamiento para reducir el estrés
Tanto durante el baño o la ducha, es preferible usar jabones o limpiadores no irritantes y ligeramente ácidos sin jabón. Además, se recomienda aplicar una crema hidratante sobre la piel (afectada o no por dermatitis atópica) dentro de los 3 minutos posteriores al baño o la ducha; Para una hidratación óptima, lo mejor es aplicarlo al menos dos veces al día.
¿Cómo se trata la dermatitis atópica?
No existe una cura total para la dermatitis atópica, pero existen muchos tratamientos efectivos. Los brotes se pueden tratar con esteroides tópicos, cremas tópicas sin esteroides y fototerapia. Los fármacos sistémicos también se usan para controlar los brotes.
Además de los tratamientos farmacológicos, es importante seguir unas rutinas de cuidado de la piel que incluyen lavarse con limpiadores suaves junto con hidratación para que la piel pueda retener la humedad.
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